"Materiales educativos y modelos didácticos
para la enseñanza secundaria"
En el tercer seminario, celebrado en Huesca
en septiembre de 1993, se decidió que el grupo Asklepios
fuera el encargado de organizar en Santander las jornadas de 1994.
Los términos de dicho compromiso precisaban ya que el hilo
conductor de las mismas habría de atenerse a un enunciado
parecido a este: Materiales educativos y modelos didácticos
para la enseñanza secundaria. Con respecto a las anteriores
reuniones, el título traduce claramente un sesgo fundamental:
la intención de colocar como elemento central de las reflexiones
a los materiales, trayendo solamente a colación las cuestiones
del modelo didáctico que les dan sentido cuando se estimasen
absolutamente necesarias para aclarar cualquier asunto relacionado
con la toma de decisiones didácticas.
1.- LAS JORNADAS SANTANDERINAS: LA CREACIÓN
DE PUENTES ENTRE LA TEORÍA Y LA PRÁCTICA EDUCATIVA
Con el fin de poder exponer el trabajo realizado
a lo largo de todo un año, el 18 de septiembre llegaron a
Santander una treintena de personas para desarrollar un denso programa
de trabajo a lo largo de tres días. Gracias a la colaboración
de la Escuela de Formación del Profesorado de EGB, del Departamento
de Educación y del ICE de la Universidad de Cantabria, las
jornadas se celebraron en el aula "Francisco Susinos"
en sesiones de mañana y tarde.
1.1. Generalidades y programa
Junto a unas reflexiones introductorias
realizadas por el grupo anfitrión -Asklepios-, se defendieron
como ponencias el concepto y la estructura interna de unidades didácticas
presentadas por los siguientes grupos: Cronos, IRES, Ínsula
Barataria, Aula Sete y Asklepios. En una sesión especial
-Foro- se dio cabida a la exposición de los rasgos básicos
de los proyectos que estaban desarrollando dos colectivos: un grupo
cántabro de historia local y otro valenciano, Germanía-Garbí.
Unas breves consideraciones finales incidieron no tanto en los asuntos
tratados como en la temática a desarrollar el siguiente año
en Sevilla y, sobre todo, en la publicación de parte de lo
expuesto en Santander.
2.2. De la plataforma de pensamiento al
diseño de instrucción: juntos, pero no revueltos
Como puso de relieve el grupo Asklepios
en la introducción del encuentro santanderino, un estudio
detenido de la producción realizada por los diferentes grupos
desde el año 1991 evidenciaba la existencia de afinidades
y divergencias en lo relacionado con los caminos tomados para descender
desde las reflexiones filosófico-educativas a los materiales
para el aula.
Así, por ejemplo, y salvando las distancias, en todas las
propuestas podía identificarse la presencia de tres escalones:
el primero referido a la visión del mundo que orienta cada
proyecto, el segundo relacionado con los criterios utilizados para
seleccionar y organizar los contenidos y el tercero que centra su
atención en el diseño de las unidades didácticas.
Respecto al primero existe una convergencia de pensamiento en torno
a lo que, en la bibliografía especializada, se conoce como
perspectiva educativa crítica: tanto en lo referido a la
enseñanza en general como en lo relativo a la función
que desempeñan las Ciencias Sociales en la Enseñanza
Secundaria Obligatoria.
Ahora bien, vistas las cosas con algo más de detalle se comprobaron
los distintos entendimientos que se hacían de tal enfoque.
Esas divergencias tenían su reflejo, como no podía
ser de otra manera, en los elementos que cada colectivo introduce
en este nivel: postulados básicos (Cronos); problemáticas
y grandes temas (Ínsula Barataria); plataforma de pensamiento
(Asklepios); y las denominadas bases del MIE (Modelo de Investigación
Escolar) sevillano.
En lo referido al segundo nivel se plantearon diversas polémicas.
Por un lado, alguno de los asistentes -J. Mª Rozada- puso en
duda varias veces de modo razonado su utilidad; si bien este punto
de vista fue muy minoritario. Por el otro -y aquí ya se oyeron
numerosas voces- se hicieron múltiples referencias críticas
a la complejidad de los términos incluidos en el mismo. Este
es un asunto delicado, ya que, partiendo de los grandes campos de
problemas o problemáticas de la fase anterior, parecía
necesario confeccionar alguna herramienta, artilugio o artificio
que nos facilite una segunda gran reducción de contenidos
antes de poder acometer las tareas del diseño de las unidades
didácticas.
En esta línea, por ejemplo, Cronos manejaba términos
como problemas sociales relevantes, facetas y nociones sociales
para acabar con la propuesta de un núcleo reducido de grandes
temas para la enseñanza. Ínsula Barataria ofrecía
dos términos básicos: bloques de contenido y núcleos
organizadores. En el caso de Asklepios, se ejemplificó la
importancia de los ámbitos de problemas, las facetas y las
rutas analíticas. Ires defendió las problemáticas
y los diferentes niveles de aproximación a la realidad social,
dentro siempre de un marco hipotético general sobre la progresión
del conocimiento; y Aula Sete nos hablaba de unas ideas ejes y de
la importancia que tenían criterios de una triple procedencia:
disciplinar, psicológica y didáctica.
Pasando ya al tercer nivel, pudiera decirse que como pautas organizadoras
de las unidades didácticas se empleaban lo que Cronos ha
denominado macroactividades, cada una de las cuales coincidiría
con una gran fase de enseñanza-aprendizaje: planteamiento
del problema, obtención de nueva información y recapitulación.
Cada fase puede subdividirse en varios momentos durante los que
se realizarían determinados tipos de aprendizaje. La dimensión
temporal partiría del presente -subjetividad primaria- para
desplazarse hacia el pasado -ampliando la experiencia y reconstruyendo
el conocimiento- y en dirección al presente-futuro -con la
incorporación de nuevas ideas-.
De modo similar, Ínsula Barataria subdividía su unidad
en cuatro fases a las que corresponden una dimensión temporal
y un tipo de actividad -de información, análisis,
síntesis, etc-; que podía descomponerse en tareas.
En realidad, en el ámbito de nuestros grupos se aprovechó
una propuesta inicial hecha por J. Mª Rozada encaminada hacia
la conversión del conocimiento vulgar del discente en otro
de carácter más racional, a través de la autoconciencia
de las ideas previas, su confrontación con conceptos de orden
superior, la aplicación a nuevas situaciones y la autoconciencia
del cambio teórico y conceptual. A este respecto, se evidenciaron
muchas similitudes entre unos proyectos y otros.
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