A raíz de la reforma educativa de 1990
el MEC convocó un concurso estatal de materiales curriculares
para la nueva ESO. Aquel concurso fue ocasión para que los grupos
ganadores se conocieran directamente y surgiera la idea de trabar
una relación continuada en el tiempo mediante encuentros periódicos.
La asistencia de algunos fue sólo ocasional y su compromiso con
la continuidad inexistente. Por el contrario, otros grupos se
agregaron, se celebró un primer encuentro que fue el inicio de
una larga e intensa trayectoria que unos años más tarde daría
lugar a la creación de la Federación Icaria.
A lo largo de los sucesivos seminarios otras
personas y colectivos que tenían intereses semejantes asistieron
como invitados bien a título individual (en la mayoría de los casos),
bien en representación más colegiada, de forma que el relato que
comienza aquí no tiene unos únicos actores sino que es una aventura
con participación plural y variable, en la que las incorporaciones
y los
Repárese en
primer término que el sujeto colectivo de estos seminarios aparece
constituido por grupos con una larga historia (Cronos, Germanía-Garbí,
IRES) junto a otros que nacen en estos años (Barataria, Aula Sete,
Asklepios) y otras personas con una larga trayectoria en grupos
y movimientos de renovación.
Predominan claramente los profesores
y profesoras pertenecientes a la Enseñanza Media, aunque también
participan docentes de Primaria y Universidad. El grupo Asklepios
es el que presentaba inicialmente un perfil más claramente académico-universitario
y su trabajo se integra dentro de un programa de tesis doctorales;
lazos estables con departamentos universitarios también aparecen
en el caso IRES. Estos grupos y personas han permanecido, de una
u otra forma vinculados a los ICEs o a los CEPs; su relación con
la formación del profesorado ha sido y es evidente. El reparto
geográfico de la asistencia más regular tiene que ver con el origen
de los grupos (Galicia, Cantabria, Castilla-León, Aragón, Andalucía,
Navarra y Valencia) y con los lugares donde se ha celebrado cada
encuentro.
Normalmente el aforo de estos seminarios
itinerantes no ha rebasado las cuarenta personas. Se ha pretendido
siempre que fueran un espacio de trabajo y debate y no un espectáculo
de masas. Este aspecto se ha cuidado desde el principio. Ya en
la primera convocatoria se organizó como un lugar de encuentro
de grupos y personas especialmente invitadas al efecto y con un
plan de trabajo y unos documentos entregados con antelación, de
manera que pudiera garantizarse una reflexión sosegada. Al mismo
tiempo, desde un principio, se arbitró una manera sencilla de
organización: el grupo anfitrión cerraba los contenidos de cada
seminario, previamente pactados por los grupos y se encargaba
de la logística del evento. El grupo organizador tenía capacidad
de invitar a quien le pareciera interesante, teniendo en cuenta
que ni los ponentes ni los asistentes recibían ningún tipo de
retribución económica. Es decir, los seminarios se han autofinanciado,
aunque cada grupo organizador ha buscado los medios de colaboración
institucional para que los gastos de estancia y otros no fueran
muy onerosos para los participantes. Estas fórmulas de regulación
sencillas y autónomas han resultado hasta el momento útiles, aunque
haya que haber superado innumerables dificultades. Los ICE han
sido la sede preferente donde se han celebrado de los seminarios,
pero también se ha colaborado con el apoyo de otras instituciones.
Entidades privadas o públicas han ido publicando el contenido
de todas o algunas de las ponencias de cada encuentro (Ver el
aparatado "Otras publicaciones" de Fedicaria en esta
misma Web).
En la primera reunión salmantina se dieron
los primeros pasos. Asklepios-Cronos, Aula Sete, Barataria y Espacio
y Sociedad expusieron por vez primera las líneas maestras de sus
respectivos proyectos, que en el caso de Cronos-Asklepios y Aula
Sete había ya venido precedido por la elaboración de un ensayo
de secuencia del área y que por lo que hace al grupo navarro era
más un diseño curricular base de su comunidad que un proyecto
de enseñanza del área. En aquella ocasión tuvimos la oportunidad
de contar con la intervención en los debates de un cualificado
técnico de la Administración del MEC, Jesús Domínguez, quien presentó
la secuencia del área que el Ministerio estaba a punto de publicar,
y también nos beneficiamos de la presencia de un componente del
grupo IRES y otra del Germania-Garbí. Desde entonces ambos grupos
se incorporarán activamente a los seminarios. Las sesiones se
organizaron en conjuntos temáticos que iban desde lo más general
(ponencia sobre estudio comparado de los DCB) hasta lo más particular
(las unidades didácticas como tercer nivel de concreción, ponencia
a cargo del Seminario II del CEP de Salamanca). No obstante, el
eje de las sesiones fue cómo pensar los fundamentos de un proyecto
curricular, es decir, qué lugar ha de ocupar la teoría en una
propuesta de enseñanza de las Ciencias Sociales y qué criterios
son los determinantes a la hora de decidir la selección, organización
y secuencia de contenidos. Allí quedó bien sentada la importancia
de un marco teórico, aunque no todos los grupos hicieron el mismo
énfasis en el mismo. Las convergencias entre Asklepios-Cronos-Barataria,
aunque con matices no despreciables, empezaron a quedar claras
en los referente a lo que luego llamaríamos la plataforma de pensamiento
y en cuanto a la idea-fuerza de una enseñanza de las ciencias
sociales inspirada en problemas sociales relevantes. En todo caso,
hubo unanimidad en concluir que un proyecto curricular no podía
reducirse, tal como pretendía la Administración, a una ciega y
oportunista elaboración de material didáctico. Visto ya con distancia,
la principal aportación de la reunión de Salamanca fue la de hacer
repensar a todos el lugar de la perspectiva teórica en la investigación
sobre la didáctica de las ciencias sociales y la relación existente
entre los diferentes niveles teóricos y prácticos de cualquier
proyecto curricular.
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